¿Como nos relacionamos?

 
Cuando mantenemos una conversación con otra persona, cada una aporta una determinada cantidad de argumentos y conocimientos, de atención o mejor dicho energía. Esa energía circula de una a otra y por unos instantes se crea una unión.

Ahora, depende de las intenciones que queremos dar a esa energía. Si cada uno quiere acapararla, empezará una lucha verbal que incluso puede llegar a ser una lucha física. A veces gana uno, a veces otro, a veces pierden los dos; creando así la necesidad de una revancha. Esto puede pasar entre dos personas, dos grupos (naciones, profesiones, clases sociales, religiones,…) Así hemos vivido siempre, luchando con todo el mundo para conseguir alguna victoria.

Pero si la intención es compartir, entonces cada uno ofrece y recibe. De esta manera se enriquecen los dos y cada uno gana el conocimiento aportado por el otro y el descubrimiento común de las ideas que surgen de la colaboración. Esto despertará el interés y desearemos repetir la experiencia con la persona que nos ayuda a crecer y que al mismo tiempo valora nuestro conocimiento, apareciendo de ese modo las grandes amistades.

El que está dispuesto a compartir su conocimiento y aprender de otros, es una persona valorada, rica, respetada y deseada en cualquier grupo. Es un personaje con gran éxito en el plano público.

Así se crean las grandes personalidades.

Pero hay una persona detrás de cada personaje público, un ser humano con su personalidad. Con sus partes buenas y con otras no tan buenas. Sabiendo gestionar su vida y sus emociones, sabrá gestionar también su éxito. Sino, el éxito puede destruirle la vida privada. Si uno sabe gestionar su vida, aprenderá a manejar sus reacciones. Pero si mantiene un frágil equilibrio en su vida (privada y pública), cualquier incidente puede desequilibrarlo y destruirlo.

A lo largo de la historia hemos tenido grandes personalidades sin vida privada. Personas que han conseguido la fama en el plano público pero que han sufrido mucho en el plano personal. Por esa razón, creo que es muy importante saber vivir, aprender a gestionar nuestra propia vida para tener éxito también en el plan personal, para conseguir: ser feliz, ser el propio líder y ser dueño de nuestra vida.

La enseñanza tal y como la conocemos se ocupa casi en exclusiva de las capacidades intelectuales. Pero poco a poco van apareciendo personas que introducen áreas curriculares relacionadas con las aptitudes emocionales. Podemos decir que estamos a principios de un cambio de mentalidad.